Todas las críticas que he leído, tanto de prensa "especializada" como de aficionados de a pie, como yo, han sido positivas o muy positivas. Está claro que la mía está en el grupo de las muy positivas, me siento un privilegiado por haber tenido la fortuna de presenciar en directo la interpretación de algunos de mis temas preferidos: Epitaph, Cirkus, Lizard, The Curt of the Crimson King, Red, Starless o Larks' Tongues in Aspic. Part Two, por citar unas pocas de los que me han marcado desde siempre.
Fue un gran concierto, se notaba una preparación exhaustiva de las composiciones que debían llevar detrás muchas horas de ensayo. Una coordinación milimétrica de la banda y una sincronización de las baterías y las percusiones increíble, que dejaban patente la maestría de los tres bateristas: Mastelotto, Harrison y Stacey. ¿Qué poder decir del resto? Mel Collins, que placer poder ver en directo a este hombre por primera vez, una figura mítica del rock progresivo, componente de varias bandas clásicas. Tony Levin, otro corredor de fondo, una apuesta segura para los bajos y el stick guitar. Jakko Jakszyk aporta una buena voz y un gran soporte a la guitarra de Frip. Por último, el jefe (como siempre) Robert Fripp, imperturbable y con su habitual posado frío, en su rincón con sus guitarras, sus máquinas y un teclado, controlando que todo fuese por su cauce.
Los momentos más intensos para mí, entendiendo que esto es muy subjetivo y que casi todo el Setlist en sí mismo ya era una suma de intensidades. Pero vamos a intentar citar tres. El primero sin duda el momento Starless, que bueno es este tema y que bien suena con los arreglos para una banda tan original. El segundo el Level Five, toda una lección magistral de como ensamblar tres baterías y percusiones sin que nada sobre o falte. Y por último el tema de despedida, 21 st Century Schizoid Man, para él no pasan los años, suena fresco y actual, potente y desgarrador; uno de los momentos de mayor comunión entre banda y público, con un solo de batería de Harrison de los mejores que he visto en mi vida.
Un pero, aunque muy pequeño y totalmente anecdótico, eche de menos el solo de violín de David Cross en Larks' Tongues in Aspic, Part Two. Cosas de la edad.
Os dejo con la versión del Starless que la propia banda ha difundido por sus canales de distribución, el mejor ejemplo para entender quienes son los King Crimson del siglo XXI.